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Se resisten
Aguascalientes
El mítico guitarrista mexicano Carlos Santana ha regresado a Barcelona con la gira Oneness Tour dos décadas después de su último concierto en la capital catalana con un largo hechizo rock en el que ha invocado lo mejor de su Supernatural en la celebración de su aniversario 25.
Así, desde la primera canción ha quedado bien claro cuál iba a ser el tono de la velada con un Soul sacrifice comandado por las congas enrabietadas de Karl Perazzo y Paoli Mejias mientras se proyectaba imágenes del histórico concierto de Santana en de Woodstock en 1969.
El final del tema ha serpenteado hacia el inicio del siguiente, sin dejar rastro de ningún silencio, por lo que Jingo llenó el pabellón barcelonés de ritmos carnavalescos, para luego dar paso a la adaptación rock de Evil ways, originalmente del percusionista jazz Willie Bobo.
Santana permaneció durante largos ratos sentado en un taburete, mascando chicle, en un estado de reposo.
Sin embargo, la serenidad de su postura se rompe en su punteo tranquilo, del que emerge con una potencia incontenible un hechizo rock que ha tomado por completo el Palau Sant Jordi con Black magic women, adaptación de Fleetwood Mac, Gypsy queen, del húngaro Gábor Szabó, y la mítica versión electrificada del Oye como va de Tito Puente.
Uno de los grandes momentos llegó con las primeras notas de María María, que en voz de Andy Vargas sigue dejando el sello de la comunidad latina en los Estados Unidos, mientras que Foo Foo ha logrado levantar hacia el cielo los brazos de los casi 12 mil asistentes que llenaron el Sant Jordi.
La velada suguik con la batalla de cuerdas entre Santana y Benny Rietveld, un asalto ganado por bajista para hacerse con la supremacía de Everybody’s everything, acompañado únicamente de la batería de Cindy Blackman.
“Estoy convencido de que juntos podemos cambiar el destino de este planeta para que haya paz y harmonía” han sido las primeras y únicas palabras que ha dirigido Santana al público catalán, un deseo que ha dado paso a Hope you're feeling better.
El repaso a Supernatural, el disco que aupó a Santana al estrellato mundial en 1999, ha seguido con Yaleo, invocada en la guitarra del mexicano, y Put your lights on, que ha creado una constelación en las gradas del Palau Sant Jordi gracias a los teléfonos del público.
Después, Corazón espinado, un himno compartido por dos gigantes mexicanos como son Carlos Santana y Maná, sirvió para apuntalar la velada con un público entregado coreando eso de “cómo me duele el amor”.
Ya en el bis, Toussaint L’Overture se deformó hasta ser un While my guitar genlty weeps con una potencia probablemente nunca imaginada por The Beatles, que ha terminado con un largo solo de batería de Cindy Blackman, esposa de Santana, antes de que se despidiera definitivamente del Palau Sant Jordi con Smooth.
jl/I