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Vecinos de La Martinica denuncian abandono de Zapopan


Han pasado dos semanas desde que la colonia La Martinica, en Zapopan, se vio devastada por una fuerte inundación. Aunque el agua bajó, los estragos permanecen: casas inhabitables, electrodomésticos inservibles, pisos arrancados, humedad en las paredes y una incertidumbre que crece cada día. Vecinos recuerdan que, en inundaciones anteriores, la respuesta estatal fue rápida y efectiva, pero en esta ocasión sólo se realizó un censo inicial y desde entonces no se ha vuelto a presentar.

María San Juan, vecina de toda la vida, cuenta que la emergencia la alcanzó en un momento difícil: recién operada y con una lesión en la mano que le impide cargar peso o hacer esfuerzo físico. Sin embargo, la necesidad la obligó a salir del reposo. “Todas seguimos con las limpiezas del hogar, sacar todo lo que se nos echó a perder” dice. Perdió todos sus electrodomésticos esenciales.

Aunque en otras ocasiones la respuesta oficial fue más rápida, esta vez las autoridades, aseguran las y los vecinos, no han regresado tras un censo inicial. “Ya no se han parado por aquí. No nos han dicho nada respecto a ayudarnos”. María pide lo mínimo necesario para vivir con dignidad: “No podemos comprar verdura porque se echa a perder. No tenemos dónde cocinar”

La familia Rodríguez Romero, fue otra de las afectadas. Relatan que, en eventos anteriores, el DIF acudió rápidamente. Ahora, la ayuda ha sido escasa. “Del gobierno no nos dieron nada. Esperamos que ahora sí nos ayuden, porque se supone que vino el señor (Juan José) Frangie”.

También hay quienes, dos semanas después, aún no han podido volver a casa. Una familia, que prefiere mantener el anonimato, continúa desplazada porque su vivienda permanece inhabitable. “Ha sido pesado. La casa sigue húmeda, los pisos y el enjarre se dañaron. Hemos dormido en otros lados desde entonces”.

Denuncian que el problema no es nuevo y apuntan hacia una causa estructural: el puente. “Creemos que si pusieran ductos para que el agua fluya, esto no volvería a pasar. Ya van como tres veces que sucede, desde que instalaron ese puente”.

Una mujer que ha vivido más de 40 años en La Martinica recuerda que en la inundación de hace siete años, que fue mucho menor en intensidad, la respuesta gubernamental fue más eficiente. “A la semana ya estaba la esposa del gobernador trayendo refrigeradores, camas, estufas. Hoy, ya pasaron dos semanas y seguimos esperando”.

En esta ocasión, el nivel del agua subió hasta cuatro metros. “Perdimos todo”, cuenta. Reconoce la presencia institucional en tareas de limpieza y asistencia médica, pero denuncia que no ha llegado ni apoyo económico ni reposición de bienes esenciales.

Con firmeza, exige que se atienda el problema estructural que ha desencadenado estos desastres recurrentes. “Que nos saquen de aquí no es la opción. La opción es que el gobierno haga su trabajo. No pido por mí, pido por mi comunidad. Para que estemos mejor todos, ese puente lo tienen que tumbar y hacerlo bien” finaliza. 

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