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¿Traidor o víctima? Judas vuelve para ser juzgado

TALENTO.  Los últimos días de Judas Iscariote, del director mexicano Marco Vieyra (d), cuenta con actuaciones como las de Sebastián Silveti (i), Enrique Arreola y Luis Fernando Peña. (Foto: Cuartoscuro)

Satanás, la Madre Teresa de Calcuta y Sigmund Freud se cruzan en la obra de teatro Los últimos días de Judas Iscariote, una reinvención mexicana de la historia bíblica del reconocido como el mayor traidor de Jesucristo, y que ahora en el Centro Cultural Helénico de la Ciudad de México será juzgado, tanto por los personajes de la función como por el público. 

“La traición o la culpa es muy universal (...) Lo bello de esta obra y traer acá esta historia es ver dónde estamos hoy parados, si lo que estamos haciendo está bien o mal, cuestionarnos estos sentimientos como la culpa a través de Judas, que traicionó al hombre más importante del planeta”, explica en entrevista con Efe el director mexicano Marco Vieyra. 

Escrita originariamente por el dramaturgo estadounidense Stephen Adly Guirgis, ganador del premio Pulitzer en 2015, y dirigida por el fallecido actor de Hollywood, Philip Seymour Hoffman, para su primera representación en el Off- Broadway, la obra nos traslada a un juicio en el Purgatorio para determinar el destino final de Judas Iscariote. 

Para el actor protagonista, Sebastián Silveti, fue muy importante estudiar la vida de Judas más allá de la Biblia, por lo que utilizó como referentes la cinta de Martin Scorsese, La última tentación de Cristo (1988), o los libros de la novelista inglesa Taylor Caldwell reconocida por sus populares relatos históricos. 

“Es muy curioso cómo justo historias que tienen más de 2 mil o 3 mil años siguen estando vigentes (...) Es parte del viaje del héroe o del antihéroe que se sigue repitiendo en la televisión, en el cine o en el teatro”, desarrolla Vieyra sobre el relato del hombre que según los últimos evangelios traicionó a Cristo por 30 monedas de plata. 

Los personajes que aparecen en la obra y aportan diversos testimonios sobre el caso de Judas son, según afirma el director, los que acompañarán a los espectadores para que puedan sacar “sus propias conclusiones” y así renovar su opinión sobre esta historia ancestral. 

Además, Silveti señala que el principal espíritu de la obra “nunca fue caricaturizar a los personajes o caer en los diversos clichés” que muchas veces acompañan a las representaciones que radiografían la sociedad, en este caso la de México, sino volver estos personajes bíblicos a “reales”.  

Otra de las diferencias entre la representación estadounidense y la mexicana es la percepción de justicia por parte de su público, que en este último territorio es muy diferente, debido principalmente a la alta impunidad que sufre un 95% en los delitos del país, según el centro de análisis México Evalúa. 

GR-jl/I